Peine
El peine como origen deriva del latín “pecten” nombre de un molusco marino, el que su concha tenía unas púas similares a los peines, este tipo de conchas fueron las primeras que se utilizaron para suavizar el pelo.
Más tarde fueron evolucionando, creados con espinas de planta, huesos o fragmentos de madera, hasta que la civilización egipcia, usándolo como artículo de lujo, empezaron a elaborarlo con oro y piedras preciosas incrustadas. Una leyenda cuenta que Cleopatra tenía uno hecho con huesos de pescado.
Egipcios y Romanos fueron los que le dieron un formato más parecido al actual, más pequeño y portátil para ser usado por las mujeres del público, que se peinaban entre lucha y lucha de los gladiadores en el Coliseo.
En la edad Media los materiales pasaron a ser de plomo para oscurecer el cabello a los pelirrojos, de ahí al reinado de Luis XIV que fabricó de nuevo peines en oro y plata maciza con adornos de piedras preciosas.
Con el paso del tiempo pasó de ser un artículo de lujo a un utensilio el cual todos tenemos o hemos usado de tanto en cuanto en nuestra vida cotidiana, como nosotros en nuestra peluquería de Rubi.
Tijeras
Antes de adoptar la forma actual, las primeras tijeras nacieron como unas cizallas pequeñas en forma de U hechas de bronce o hierro, algunos arqueólogos las datan entre el siglo VI a.C al IV a.C, según varias fuentes no fue hasta dos o tres siglos más tarde que se adaptaron a los dedos.
Pero éstas todavía no tenían la forma actual, no fue hasta el siglo I d.C. cuando aparecieron en Roma las primeras tijeras de dos piezas unidas por un tornillo, y empezaron a extenderse desde occidente hasta China. Las primeras referencias escritas corresponden a San Isidoro de Sevilla que en el siglo VI las describía como dos hojas cruzadas con un pivote central como instrumento de barbero y sastre.
Durante la Edad Media se convirtieron en objetos de artesanía fina, que además de ser útiles, moldeaban con formas de animales, castillos e incluso piernas de mujer que causaban furor en la Francia del siglo XVIII.
A día de hoy, aparte de en acero, se fabrican en materiales como el titanio o el carburo de tungsteno, pero algo que no ha cambiado es la forma en que las utilizamos desde hace casi 2000 años, así que al utilizarlas, repetimos un gesto ancestral que nos fue legado hace siglos.
Lo que las hace especiales hoy en día en nuestro centro, no es ni su antigüedad ni su fabricación, sino las hábiles manos que las empuñan para crear peinados originales y actuales adaptados para todos.